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Ver la Versión Completa : Noticia 2011: Ha fallecido Gerald Genta (D.E.P.)



Jordiher
18/08/11, 09:34
Ayer falleció el relojero, diseñador y maestro Gerald Genta (http://en.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9rald_Genta).
http://harrytan.sg/watches/AP-PP-Jumbos/GeraldGenta3.jpg

Para los que no conozcáis la labor de este señor al mundo de la relojería, deciros que fué el diseñador de modelos tan míticos como:

Patek Philippe Nautilus:
http://weeklyflash.com/images/Patek5711.jpg

Audemars Piguet Royal Oak:

http://www.kronosclub.com/ROC/1972%5B1%5D.jpg

IWC Ingenieur:
http://www.elitista.info/imagenes-productos/ingenieur.jpg

Universal Geneve Polerouter:
http://www.stephenhenderson.co.uk/images/products/IMG_1907.jpg

Vacheron Constantin Overseas:
http://www.gemnation.com/images/watches/Vach/47040.B01A.9094.jpg

Omega Constellation:
http://www.omegawatchreviews.com/wp-content/uploads/2010/04/OmegaConstellationDoubleEagle01.jpg


Como se puede comprobar, creó (a veces por encargo) algunos de los modelos con más éxito de la historia de la relojería:ok:

Además de crear su propia marca (Gerald Genta), hoy ya disuelta por la fusión con Bvlgari. Otros modelos míticos:
http://watches.infoniac.com/uimg/gerald-genta-watch-arena-qp-gmt.jpg
(De las últimas creaciones)

Uno de los más famosos:
http://www.affordwatch.com/bigpic/swiss/swiss46728471461.jpg

Habiendo entrado en precedentes....

DESCANSE EN PAZ SEÑOR CHARLES GÉRALD GENTA (NOS QUEDAMOS CON SU MAGNIFICA HERENCIA)

Willy Fog
18/08/11, 10:09
Que descanse en paz.

Siempre estará entre nosotros.

davozs
18/08/11, 10:53
Uno de los mejores creadores relojeros contemporáneos que han existido. D.E.P.

disleno
18/08/11, 11:25
Sin duda ha hecho historia dentro de la relojería. Descanse en paz

pepeliza
18/08/11, 11:27
Algunas de sus creaciones para Bvlgari

http://universoreloj.files.wordpress.com/2011/07/baselworld-2010-bvlgari-octo-grande-sonnerie-tourbillon.jpghttp://universoreloj.files.wordpress.com/2011/07/bulgari-bulgari.jpg

pepeliza
18/08/11, 11:50
(Fuente: Rol-experto)


Tenemos el placer de presentarles un texto sobre el “Maestro” Gerald Genta extraído de la edición de COLLECTING NAUTILUS AND PATEK PHILIPPE

¿Quién, en el campo de la relojería, no conoce a Gerald Genta?

¿Quién de ustedes no ha llevado en su vida en la muñeca un reloj que no haya sido concebido por Gerald Genta?
Para hacer la lista de sus trabajos, se tendría que dedicar un volumen sólo sobre él.
Hablar de su arte, de su creatividad y de su valor, nos desviaría del asunto de este libro y no sería suficiente en cualquier caso para darle la importancia que justamente se merece. Un libro biográfico sobre Gerald Genta “ The Maestro and his Art”, con textos realizados por Carlo Ripa di Meana y Osvaldo Patrizzi, editado por Christian Maretti, describe y comenta ampliamente la vida y los trabajos del artista.

Tuve la suerte de conocerlo en 1977 y de que me considere un amigo, y gracias a esta nuestra amistad de treinta años, he conseguido obtener de él una confesión sobre el nacimiento del Nautilus, con anécdotas a veces conmovedoras, que en mi opinión hacen que su historia sea aún más cautivadora y humana. Deseo realizar esta parte de la presentación de Gerald Genta y del Nautilus como si fuese una entrevista, realizada en su elegante y confortable casa de Mónaco, una charla “free style” entre amigos y apasionados de la buena relojería...

-Todos saben Gerald, que tienes orígenes italianos y que la relojería, como muchos de nuestros conciudadanos, la llevan en la sangre. ¿Me podrías citar brevemente tus primeros pasos en el campo del diseño y en concreto de los relojes?.

- Claro…, nací en Ginebra el 1 de mayo de 1931, pero culturalmente soy italiano y estoy orgulloso de mis orígenes. Mi abuelo llegó a Ginebra en la segunda mitad del siglo XIX procedente de Tronzano, un pueblecito de llanura piamontesa. Gracias a estos orígenes, tengo en mi ADN esta creatividad y este impetuoso e incontenible deseo de crear. Me han gustado siempre el arte y las cosas bellas, siempre he deseado interpretar a mi modo lo que veía y que me atraía. Al principio de mi carrera trabajé para la “Alta Costura”, diseñé y realicé joyas y objetos de prestigio, empecé a pintar con acuarelas a la edad de 7 años y desde entonces no he dejado de hacerlo. Actualmente mi gran pasión, además de diseñar relojes, es pintar.
Para mí crear es tan necesario como respirar, a veces cuando este impulso se apodera de mi mente consigo diseñar incluso 30 modelos al día, modelos de hombre o de mujer, con líneas fuertes o delicadas, a menudo provocadoras, adoro la joyería y me gusta combinarla con la relojería, me gusta crear relojes de prestigio, extravagantes como la moda de los grandes modistos que me inspira.
Con el pasar de los años, no me siento para nada superado, es más, recientemente he firmado un contrato de “casi” exclusividad con Patek Philippe que me exalta y me estimula. Mantengo relaciones con la familia Stern que son más que excelentes y tengo que decir que estoy encantado por su lealtad y su perspicacia. Les he admirado siempre, incluso cuando no los conocía aún personalmente: me acuerdo como si fuese ayer, cuando en 1972, durante la feria de Basilea, en el restaurante del Hotel Ambassador, Henry Stern, Philippe Stern, Fichter y Vuischbad discutían, yo les observaba hablar entre ellos y me preguntaba que si me hubiesen pedido crear un reloj para Patek Philippe con características similares al Royal Oak, ¿qué tipo de reloj habría diseñado?. Conociendo la fama de Philippe Stern, famoso marinero, gran apasionado del lago y excelente esquiador, tenía la idea de diseñar un reloj que en la iconografía reflejara su carácter deportivo y que le recordara su pasión – un reloj que se pudiera llevar en todas las ocasiones. Tenía que ser impermeable, bastante plano para ser elegante y fácil de llevar, además la pulsera tendría que formar un cuerpo único con la caja, para dar armonía y unidad al conjunto. A diferencia del Royal Oak que había creado en 1968 y que tenía formas bastante angulosas, éste tenía que tener líneas suaves y redondeadas como las ondas del lago de Ginebra.
Tomé el lápiz y dibujé en la servilleta de papel del restaurante un boceto de un reloj. Si para el Royal Oak me había inspirado en una escafandra de buzo, para Philippe Stern decidí hacer un reloj que tuviese como aspecto exterior la forma de un ojo de buey. Para una marca prestigiosa como Patek Philippe, el modelo tenía que ser único en su género.
Lo había imaginado con dos salientes en los lados no sólo con una función decorativa, sino que la impermeabilidad se obtuviese a través de ellos, bloqueando juntos las dos partes de la caja; el fondo y la carrura se habrían ensamblado con dos pasadores forzados (en aquella época no me daba cuenta de las dificultades de fabricación que este sistema de bloqueo podían comportar). El brazalete tenía que ser un cuerpo único con la caja, parte de la misma caja, brillante y satinado para dar más importancia e interrumpir de esta forma la gris monotonía del acero.
¡Para ser un boceto me gustaba y estaba satisfecho!
Al final de la comida ellos no vinieron a mi mesa, así que salí poco después llevándome la servilleta de papel con el boceto. En casa, elaboré el diseño y después de haberlo terminado lo metí en el cajón, seguro de que un día u otro se habría presentado la ocasión para enseñarlo a la familia Stern. Bien pronto lo olvidé junto a muchos otros diseños que yacían en los cajones del escritorio. Pocos meses después me llamó Lorak, el agente francés de Piaget, pidiéndome que le diseñara un reloj deportivo, que tuviese una línea nueva, que fuese impermeable y bastante fino para contener uno de sus últimos movimientos automáticos extraplanos. Sin pensarlo dos veces, saqué del cajón el diseño de lo que habría sido más tarde el Nautilus y se lo mandé. Después de un año recibí una amable carta de agradecimiento por parte de Piaget que me devolvía mi diseño y me decía:
-Gracias Señor Genta por el modelo que nos ha propuesto, pero Piaget todavía no está lista para fabricar relojes de acero y no está en nuestra estrategia la producción de un reloj deportivo con estas características.
En la Feria de Basilea de 1974, recibí la visita de Foillet, representante de Patek Philippe para los países árabes, que me pidió si podía proponerle un reloj que tuviese una línea deportiva-elegante, un reloj que tuviera las características adecuadas para un nuevo tipo de clientela medio-alta. Me acuerdo como si fuera hoy mi respuesta:
- Espera un momento – le dije – lo tengo aquí conmigo.
Poco después organizó un encuentro con Philippe Stern en su stand y le presenté el diseño. Philippe lo observó ampliamente con atención y lo encontró muy interesante. Después de algunos cumplidos de rutina, le prometí que le habría hecho un prototipo de oro blanco, ya que realizar uno de acero con esfera hecho por Stern y con brazalete habría sido demasiado difícil. Unas semanas después le entregué en su oficina de Rue du Rhone el modelo que había realizado; lo facturé 25.000 Francos Suizos y me fui obteniendo de él la promesa de que lo fabricaría.
Después de 15 días llamé a Philippe Stern y le pregunté cuando lo pondrían en producción. Por el tono de la voz entendí que en la Dirección había habido algunas perplejidades sobre el modelo, quizás se distanciaba demasiado de la producción clásica de Patek Philippe, quizás había algunas dudas sobre la fabricación de la caja, ya que costaba mucho fabricarla y requería la máxima precisión en la elaboración del acero macizo y una gran habilidad en montarla.
En cualquier caso, manteniendo la promesa hecha, concluí con él un contrato de tres años con una royalty de 300 Francos Suizos por cada pieza vendida. El modelo se realizó con la referencia 3700/1A, automático, 42 mm de ancho y 7,60 mm de espesor y una impermeabilidad garantizada de hasta 120 metros. Se comercializó en 1976.
Lamentablemente para mí, al principio se vendieron poquísimos ejemplares.
En aquella época el Royal Oak y el Nautilus eran relojes demasiado grandes, con una ejecución difícil y costosa, y el hecho que tuvieran la esfera de color cobalto que se parecía demasiado al color de la caja y de la pulsera, comportaba no recibir los favores del público.

No sería una historia con un final feliz final si estos dos modelos, con el pasar del tiempo no hubieran sido entendidos y apreciados.
Al final, el genio creativo ganó y actualmente estas dos referencias son las ”vedettes”, el caballo de batalla de dos marcas prestigiosas.

Estos son los orígenes del Nautilus, nacido de uno boceto sobre una servilleta del restaurante de Basilea, del deseo de crear un reloj adecuado para las características y las cualidades deportivas de un hombre como Philippe Stern.
Como a menudo sucede, son las ideas que surgen espontáneamente, en un sitio inesperado, las que se revelan las más innovadoras y las más brillantes.
Del Nautilus, Gerald Genta ha dejado la semilla, la Patek Philippe lo ha dado a luz.

Ari
18/08/11, 12:57
Descanse en paz