Pues yo recuerdo el reloj de mi abuelo que era un Cyma de oro y me dejaba ponérmelo; en mi comunión me regalaron un Orient de acero con la efera verde con rayos de sol, que no sé por qué dejó de funcionar enseguida; al año con mis ahorrillos fui con mi padre a la calle Arenal y me compré un Casio digital de los primeros que no llevaba alarma (cagüen, enseguida todos los malos la llevaban), en cuanto ahorré, me compré otro Casio con calculadora que llevaba los botones rojos porque tenía podómetro; luego me encontré un Seiko de cuarzo en la calle (la única vez en mi vida que me he encontrado algo); y ya luego vino el despiporre y me compraba lo que fuera en cuanto tuviera dinero... hasta hoy.