Iniciado por
Bullhead
Resumen del capítulo anterior: Dic se encuentra cerrada la butic por haber ido en finde y recorre Madrid buscando Seikos sin resultado, por lo que decide coger un avión destino Japón.
EN EL AEROPUERTO
Nuestro héroe "seikero" llegó justo a tiempo de "embarcar". Como único equipaje llevaba su bolsa de deporte repleta de Seikos vintage, los cuales, hartos ya de tanto ajetreo y roces, pugnaban por salir.
-"Estáos quietos - les decía Diego - que tenemos que pasar el control, no me vayais a joder la marrana justo ahora".
Ante el imperativo de su amo, los Seiko se apaciguaron, por más que el calor era insoportable en el interior de la bolsa.
Diego puso la susodicha sobre la cinta, pero justo al pasar por el arco, las alarmas se dispararon por mor del metalífero contenido bursátil.
-"¿Qué lleva usted ahí?" - espetó el agente bastante inquieto.
-"Pues... son mis tesoros" - dijo Diego.
-"Abra usted esa bolsa" - solicitó el agente. Y así lo hizo.
Fue descorrer la cremallera y aquellos vintage salieron de estampida en pos de aire fresco, ante la sorpresa de los 2 agentes.
-"Uf, menuda calor hacía ahí dentro" - dijo un bullhead mientras se secaba con un trapito los cuernecillos -. "Ya te digo" - le contestó un C. Pogue con la esfera dorada incandescente mientras chorreaba aceite por las juntas.
El agente no sabía si detener a dic o a los relojes. Pero aprovechando la sorpresa de aquél, nuestro protagonista ya había dado la voz de mando y los obedientes vintage corrieron tras él para ponerse a salvo.
¿Cómo ir a Japón con semejante cantidad de metal como impedimenta?
-"uf, uf" - rezongaba un Sumo cansado de tanto correr - "dame cuerda, Diegoooo, que me cansoooo".
-"Nada de cuerda" - dijo tajante dic - "¿es que no has cargado suficientemente el rotor con todo este ajetreo? Ya sabes que luego te empachas".
El Sumo hizo un puchero y Diego, paternal, lo cogió con la zurda mientras le iba desenroscando la corona de remontuar con la diestra, ante el beneplácito de su pupilo.
En el interior de la bolsa, el bullhead susurraba con retintín: "chinchaaa... rabiaaa... ¿os gusta la rueda de pilares nueva que me ha comprado papa?" - ante la envidia de sus congéneres, que lo miraban aviesamente y de reojo.
-"BUENO, YA VALE DE TANTO MAMONEO!" - gritó dic - "TODOS A LA BOLSA". Y mientras los vintage se recogían, pensaba en como llegar a Japón sin avión, pues nunca se separaba de sus vástagos.
(continuará)