Sin ánimo de que ningún colega de otros medios se ofenda, a estos artículos de la prensa generalista les continúa faltando precisamente esas informaciones que todos nosotros adoramos. No se trata que den al gran público explicaciones técnicas, pero si unas líneas explicando porqué motivo un reloj de PP u otras imortantes manufacturas alcanzan esos precios, independientemente del añadido que se le supone el marketing, la publicidad, las fiestas y ese largo etcétera que envuelve este mundo como otros sectores del lujo exclusivo. Lo malo, y no me refiero a este cronista, es que después de una larga visita escuchando detalles adorables sobre la historia de la marca o viendo los diferentes departamentos donde se fabrican cada uno de sus componentes, o visitando el taller de reparación de relojes históricos de la marca, o la zona de los relojes de gran complicación, o la demostración por parte de un relojero español de cómo suena un repetición de minutos, o mejor, que te pongan encima de la mesa una serie de relojes casi únicos, todos con una sonería que se te cae la baba, que te expliquen uno por uno y te los hagan sonar, un colega de un medio generalista que ha visitado cada rincón de la manufactura vaya y te diga que ¿DÓNDE ESTÁ LA PILA?. Algo no funciona SEÑORES, o las marcas instruyen mínimamente a los periodistas que invitan antes de traspasar la puerta de su CATEDRAL, o no les servirá de nada invitarles, ya que lo único que entenderá la audiencia de estos medios es que TAL o CUAL es simplemente una marca carisísima de relojes.