Hay una razón sencilla, que a la vez es todo un diagnóstico.
Aunque nadie nos lo cuenta.


Todo el mundo parece dar por hecho que José Luis Rodríguez Zapatero siguió los mandamientos telefónicos de Obama (y los inmediatamente anteriores de todo el ECOFIN) de una manera automática. Como si el elemento desencadenante de la reacción de Zapatero fuera el propio sonido de la voz de Obama. En general los medios no se han detenido a analizar cuál era el motivo por el que, más allá de posible su voz embriagadora, Zapatero se haya visto obligado a tener que hacer caso al EOCFIN y a Obama. Sin embargo, el posible motivo se encuentra relativamente a la vista. Es más, si ésta fuera la razón por la que Zapatero hubiera doblegado su política suicida ante Obama, constituiría en sí mismo todo un diagnóstico de la gravedad del momento para España. Lo cual, por otra parte, es congruente con el resto de cosas que estamos viendo.
El que está financiando al estado español ya no es el mercado, es Obama.
El estado español necesita crédito por valor de 76.800 millones de euros para financiarse este año. De ellos, debe conseguir 25.000 de golpe en el mes de julio. Conforme se acerca esa fecha, la prima de riesgo de la deuda española se ha ido disparando. Los mercados financieros se han ido enervando. El infarto se produjo en Wall Street el jueves 6 de mayo. Desde entonces se han sucedido las reuniones, llamadas y presiones a Zapatero. Pero si no es sólo el tono de voz embriagador de Obama lo que ha producido el cambio súbito de la política económica de Zapatero, ¿cuál ha sido el elemento de presión tan poderoso? La respuesta quizá la encontramos en la Reserva Federal americana y los bancos centrales europeos. No es un secreto, según propia confesión, que durante los últimos días han intervenido en los mercados comprando deuda soberana de países tóxicos como España, incluso imprimiendo directamente el dinero para poder comprarla cuando ha resultado preciso. Esto significa que, cuando el mercado rechazaba la deuda española o exigía a cambio una rentabilidad cada vez más elevada, al menos en momentos puntuales los bancos centrales han intervenido sustituyendo a los mercados. Es decir, que si Obama o el ECOFIN le pueden decir a Zapatero lo que tiene que hacer es porque son ellos, y no el mercado, los que en este momento están financiando la deuda de España. Consiguientemente España podría ir de cabeza a la quiebra si dejaran de comprarla. Esto no es incompatible, naturalmente, con que la voz de Obama al explicárselo a Zapatero pueda resultar extraordinariamente aterciopelada.


Fuente: http://www.navarraconfidencial.com