Para los amantes de los relojes (y para los que no también) merece realmente la pena visitar el Palacio del Tiempo, en Jerez de la Frontera.

http://www.elmisteriodejerez.org/web/PalacioTiempo.asp

Os pego una introducción:

Historia y Presentación del Museo

En la ciudad de Jerez se alzaba el palacete "La Atalaya", magnífica construcción neoclásico-victoriana. En él, El Museo de Relojes inició su colección en el año 1972, tras una exposición de piezas procedentes del Convento de los Padres Capuchinos que lo habían heredado por legado testamentario de la Condesa viuda de Gavia (del Castillo de San Marcos, en el Puerto de Santa María). De este modo se adquirió un conjunto de 152 relojes con los que se inició este museo, inaugurándose el 20 de Marzo de 1973.

En 1974 se engrosaron los fondos con 74 relojes de la colección de D.Pedro León, ampliándose en 1977 con una nueva remesa de 76 relojes, proveniente del mismo coleccionista. De esta forma se han alcanzado las 302 piezas que actualmente posee la Fundación Andrés de Ribera, de los que más de 280 se exponen en el Museo.

Esta colección única se encuentra distribuida en 10 salas y de una forma totalmente innovadora y con moderna tecnología: lejos ya de ser un museo al uso, se ofrece un espacio expositivo donde una densa colección de arte está a disposición del gran público en un viaje mágico por el tiempo, con la ayuda de efectos especiales sonoros y lumínicos, hologramas y un sin fin de medios de vanguardia, que van a potenciar su carácter de única en el mundo.

La colección abarca cronológicamente los siglos XVII al XIX, la época más productiva y variada de la técnica relojera inglesa y francesa. En menor proporción, se incluyen también otras producciones: italiana, suiza, austriaca, y alemana. Por ejemplo, la caja más antigua de toda la colección es la única italiana que se muestra. Se trata de un reloj-chimenea realizado en ébano y caoba, con nácar y lapislázuli incrustados, piedras de color y de ágata... La máquina que aún lo hace funcionar es posterior, del s. XIX y del prestigioso relojero inglés Frodsham, que trabajaba para la Reina Victoria de Inglaterra.

La amplia variedad se hace aún más patente en la temática. En el estilo Imperio francés es sobre todo mitológica, con dioses romanos y griegos (Diana Cazadora, Eros, Cronos, Neptuno...), héroes, faunos, ninfas, personajes simbólicos y alegóricos. No faltan tampoco las referencias históricas a emperadores y reyes (Justiniano, Luis XIV, Luis XV...), ni las escenas costumbristas llenas de ingenio y belleza, que a veces se mezclan con motivos orientales, muy en boga en el s. XIX.

Mención especial merecen los zócalos de las piezas, decorados con escenas en relieve que aluden al tema principal completando su significado. En cuanto a los materiales , se observa la gran utilización del bronce, preferentemente en "ormolú" (dorado al oro molido), los mármoles de Carrara, cristal de Baccarat, concha de tortuga, latón, mármol rojo, verde y pórfido, etc... En otros casos el bronce se limita a rematar las cajas de maderas nobles o combinadas con marquetería de concha o marfil.

En general, el reloj francés destaca por la belleza ornamental aunque las máquinas suelen ser más frágiles. Así, en el estilo decorativo Luis XIV, las cajas son verdaderas obras de arte, gracias a la habilidad del mueblista ebanista y escultor Andre-Charles Boulle (1642-1732), quien llegó a maestro con 24 años y fue nombrado "Ebanista, cincelador, dorador y escultor del Rey", dándosele alojamiento en el mismísimo Louvre para que trabajase en los talleres reales. Por supuesto, también fue un coleccionista empedernido de relojes y el creador de la marquetería a base de concha de tortuga, cobre y estaño, que lleva su nombre.

Dentro del estilo Luis XIV, uno de los más bellos, se puede admirar modelos muy variados. El reloj en forma de lira, los realizados en "biscuit de sèvres" o los de esfera giratoria o "tournant". Muy atractivos son también los de chimenea con guarnición, resaltando uno de la serie Continentes, distribuida en otras colecciones por el mundo.

Del estilo Imperio hay una muestra muy completa: el reloj jarrón, la amplia gama de reloj columna, con monumentos egipcios, relojes semi-esqueleto, etc. En los relojes de bolsillo franceses predominan sin embargo el oro y la plata, decorados con perlas y esmaltes. La calidad de los relojes franceses viene rubricada por los prestigiosos maestros Le Roy, Berthoud, Lepaute, ... Los maestros ingleses que encontraremos serán Frodsham, Prior, Knifton, Markham, ... y un largo etcétera hasta completarse las 302 piezas.

El reloj inglés se caracteriza por la sobriedad decorativa, ya que el interés se centra en la máquina, en su solidez y precisión. Se puede hablar de tres grandes categorías: el reloj de caja larga (long case), el reloj de sobremesa (bracket) y el reloj de bolsillo (watch), todos ellos ampliamente representados en la colección.
Entre los brackets destaca el reloj linterna, que procedente del reloj gótico, está realizado en latón con una esfera desmesurada. También el reloj esqueleto, que deja la máquina totalmente al descubierto. Y finalmente, el reloj de numeración turca, fiel reflejo del floreciente mercado inglés, encargado en el s.XVIII por un Rey Persa. Por último, mencionaremos ejemplares muy curiosos como los autómatas: el trilero que juega con cubiletes, el barco en bronce pavonado, el reloj chinesco, el reloj misterioso o el reloj de sol en forma de cañón.

Los jardines que rodean el museo fueron al parecer de un general inglés, que compró la finca en 1877 y que encargó a un paisajista francés su diseño, rodeando la mansión. Se llaman de La Atalaya por ser el punto más alto de la ciudad. Han sido declarados Bien de Interés Cultural como jardines históricos, y catalogados como Patrimonio Histórico Andaluz. Contiene aún hoy árboles centenarios de gran valor botánico, y sigue siendo un hábitat idóneo para mirlos, cigüeñas, tórtolas, etc.