Fuente: Rol-Experto

El arte de crear esferas: la preocupación por el detalle..

La esfera representa el alma de un reloj y poco a poco las esferas empiezan a vivir…
Los estampados ocupan su lugar uno a uno sobre la fina arandela de laton o de nacar. La cara del futuro reloj se anima con los números, los motivos, las inscripciones o los colores. Su fisionomía dota al reloj de una personalidad propia.



El autor de este momento de gracia tan delicado es el montador de esferas. En Chêne Bourg, en el cantón de Ginebra, ejecuta en varios movimientos precisos y minuciosos una operación crucial para la calidad estética de los relojes Rolex.
Ya sea la palabra « Rolex », la mención de “superlative chronometer officially certified”
Los índices de minutos o de los segundos o los detalles decorativos por citar algunos ejemplos, cada estampado se pone individualmente y de forma manual.
Otra particularidad de los relojes Rolex que no siempre se aprecia a primera vista es que los estampados presentan un aspecto ligeramente abombados con el fin de mejorar la estética de la esfera…Esa preocupación por el detalle siempre…


MINUCIOSIDAD Y CONCENTRACION
Estampados como el nombre “Daytona” rojo del cosmógrafo, el dispositivo de cuenta atrás del Yacht-Master II o algunos de los motivos de la gama Datejust, pueden tener hasta 4 aplicaciones sucesivas de color. Cada uno de ellos, exige una minuciosidad y precisión absolutas respetando siempre los criterios de Rolex.
La operación de estampe se desarrolla en 4 tiempos en una misma máquina. Para empezar y con ayuda de una espátula, el especialista en esferas unta de barniz con el color deseado, una placa de acero pulido, sobre la que está grabada el motivo a reproducir en la esfera. El movimiento del especialista debe ser preciso y seguro para que el color se deposite armoniosamente. Una vez terminado, con la misma espátula se rasca el barniz para no dejar restos más allá de la parte grabada.
El tercer paso es aplicar en el motivo, un tampón de silicona que coge el grabado a reproducir. Por último, en la esfera firmemente sujeta, el relojero deposita el tampón con una precisión absoluta.
Esta profesión requiere de una minuciosidad asombrosa. El especialista necesita tener una amplia experiencia para poder dominar con maestría cada uno de sus gestos, sobretodo cuando los estampados son complejos y numerosos, como los motivos florales o las ondas. Tiene que saber gestionar diferentes parámetros, empezando por el reglaje perfecto de la maquina. Además, aunque tienen medios de visión informatizados para posicionar el motivo en la esfera con precisión, el sentido estético del especialista es esencial para que la calidad sea excelente.


BAJO UN FLUJO DE AIRE
Desde siempre, el especialista en esferas ha tenido como principal enemigo al polvo.
Con que una sola micro partícula se deposite en el barniz, la esfera queda inutilizable.
Hoy en día, los estampados se hacen en espacios controlados; incluso algunas de los procesos más delicados se hacen bajo un flujo de aire, garantizando un resultado impecable.
Una vez que se ha colocado el estampado, la esfera se calienta ligeramente algunos minutos. Es entonces cuando el barniz se alisa para ofrecer su relieve característico: la cara del reloj se alegra.
Se hace un secado con calor y un último control de calidad antes de que el especialista pase su obra a otras manos.