Enhorabuena Jordiher. Alabo tu gusto relojero... y tu paladar automovilístico. No es fácil hallar a alguien que sepa apreciar las virtudes de L. Hamilton. No me extraña; es francamente difícil salir a flote de esta piscina de lágrimas "alonsinas" continuamente rebosada por los pandilleros mediáticos que alaban las rabietas propias de la impotencia y la mediocridad.