Además de lo anterior, dos cosas de Croton.
La primera, que garantizaba de por vida sus relojes. Si te falla, te lo reparaban.
La segunda, que en su día hicieron un hommage del Datejust. Rolex envió a juicio a Croton por falsificación, y Croton ganó. La importancia del fallo está en que desde entonces, cualquiera puede fusilar un reloj y ponerle su marca, siempre que le haga alguna modificación mínima, abriendo la puerta a la fabricación de los "hommages".