Bueno, pues deciros que disfruté como un loco, yo y los representantes de los otros medios que vinieron. Destacar que además del recorrido por la manufactura donde estupendísimos maestros trabajaban cada uno en lo suyo, recuerdo tres momentos de infarto: el más de lo más es cuando nos metieron en una sala y nos dejaron ver y hasta tocar hasta 8 modelos repetición de minutos. Ya sabéis y sino os lo cuento, que para hacerse con una de estas maravillas hay que esperar 2 años, es decir, primero lo pides y luego a esperar, el segundo fue cuando nos llevaron al Salón Patek Philippe de Ginebra, y el tercero, la visita al Museo Patek Philippe, debería ser el primero pero mira....
Lo peor, o lo único decepcionante es que las fotos NO estaban permitidas, así que sólo pude sacar donde me dejaron.