Inspirado en un modelo Breitling de los años 1950-60, el Chronoliner se impone como el verdadero reloj del comandante de a bordo. Su ancho bisel negro de cerámica high tech irrayable con perfil estrellado permite leer con toda facilidad un segundo huso horario en 24 horas. Para dar cómodamente la vuelta al mundo en avión transatlántico. Las prestaciones del cronógrafo aparecen indicadas en unos contadores posicionados en 12h, 9h y 6h. La esfera en negro destaca por su alta legibilidad digna de los mejores instrumentos de vuelo.